jueves, 18 de octubre de 2012

Quimioterapia (Parte I)

Mi tratamiento comenzó con taxol semanal, durante 12 semanas. Después me darían 4 sesiones de AC cada 21 días, pero esa se merece otro post...
Recuerdo el primer día de tratamiento, fui con mi madre y mi pelo ya cortito. Me asombró la paz que reinaba en el hospital de día, señores y señoras leyendo el periódico, roncando como jabatos o trabajando con el portátil mientras se ponían su chute. No era la imagen que yo me había formado de la tan temida sala de quimio. Después del  pinchazo, analítica y consulta te sientas en uno de los 'quimiosofás' y esperas que una enfermera te traiga tu cócktel, premedicación primero y luego el tratamiento. El primer día me senté al lado de un señor, con una calva brillante, que no paraba de trabajar, voz fuerte y firme hablando por el móvil con una mano mientras con la otra manejaba el ordenador. Pensé que no tenía ninguna pinta de estar enfermo. En realidad poca gente la tenía. Ese señor debió de verme novatilla y me dijo: 'Mucho ánimo. Verás como esto tiene cosas buenas. Yo doy gracias de que me haya pasado, mi vida ahora es mejor'. He dado muchas vueltas a esa frase desde ese día, y aunque todavía no puedo aplicármela a veces la entiendo un poco.

Con el taxol casi no he tenido efectos secundarios. Tan sólo una extraña angustia vital durante la hora y media que duraba el tratamiento. El tiempo pasaba despacio, parecía que el monstruo malvado que me acompañaba desde hacía unas semanas había ralentizado el reloj para hacerme todavía más angustiosa la espera, no podía evitar mirar como caía gota a gota la medicación. Era una sensación rara que nunca había tenido, que me hacía desear arrancarme la via y salir corriendo, y que se me crisparan los nervios cada vez que sonaban los 'Piiiiiiiiiiiis', ¿por qué sonaban todos menos el mío?. Sujetaba un libro en la mano que nunca llegué a leer mientras envidiaba a la señora que roncaba. Ni lexatines, ni diazepanes ni valiums me libraron de esta angustia petarda y rara que se alojaba en alguna parte de mi cerebro a prueba de tranquilizantes. Se me pasaba tras llegar a casa y dormir un rato, por lo demás solo noté un poco de cansancio y la inevitable caída del pelo a la quinta sesión.

El taxol se puede llevar muy bien. Físicamente esas doce semanas me encontré bien, hice vida normal, no me dolía nada, no tuve náuseas, ni siquiera un poco de mal cuerpo.

Las malas jugadas de mi cabeza son otra historia...

 
En el dibujito llevo mi peluca castaña, dejé de llevar pañuelo a las sesiones después de pasar hora y media en el quimiosofá con el nudo clavándoseme en la nuca, a lo garrote vil.

lunes, 8 de octubre de 2012

Preparación para la quimioterapia: El pelo

Todas pensamos en el pelo cuando nos hablan de quimioterapia. Siempre había llevado el pelo largo, tenía melenaza y casi siempre lo llevaba recogido en una trenza. Era mi identidad, era yo. Por eso cuando supe el tratamiento que llevaría, se me hacía duro mirarme al espejo, no quería recrearme en mi imagen sabiendo que cambiaría en semanas. Para muchas otras cosas he sido cobardica, pero para esto no, antes de la primera quimio me corté la trenza, y me quité un peso de encima.

Fui a muchos sitios de pelucas, en la mayoría te aconsejan no cortarte el pelo, y raparte una vez empiece a caerse para colocarte inmediatamente después una peluca similar al pelo que tenías. Se me hacía raro, y me parecía hasta siniestro, era como ir disfradaza de mi misma en el pasado. Pero hice caso y me compré una peluca casi igualita a mi pelo, mismo color y mismo largo.

Sin embargo seguí cortándomelo. Tenía curiosidad por ver como sería mi imagen una vez terminara todo y volviera a la normalidad, para mi fue una manera de asimiliar lo que me estaba pasando, sentir que eso lo decidía yo, fue una especie de terapia y me resultó divertido. Comencé mi tratamiento con taxol semanal, fui sin trenza, y según salí de la primera quimio me metí en la pelu, corte a lo garçon, como Mia Farrow .

A la cuarta de taxol cuando se me cayó el primer pelo, mi padre me rapó la cabeza.

Ducharse con el pelo cortito es un gustazo, y ya no tengo pelos largos con pelusas por las esquinas de mi casa, ni se atascan los lavabos. Lo único malo: mi obsesión con dejar mis orejas al descubierto cuando duermo, no se me vaya a meter un bicho dentro

Después de esto, mi pelucón rubio ya no tenía sentido.  Me compré una peluca cortita y castaña , no me parecía a mi antiguo yo, pero me veía guapa y estaba cómoda. Pensé que usaría las dos, como Sarita Montiel, pero al final me he puesto la corta cuando me ha apetecido y el resto del tiempo he tirado de pañuelito.

Ahora que he terminado con la quimio vuelvo a interesarme por mi pelo. Por ahora parezco un polluelo de buitre despeluchao pero sé que dentro de poco volveré a ser como Mia ;)




domingo, 30 de septiembre de 2012

Ovocitos

Por si fuera poca la catarata de información que te dan con el diagnóstico: operación, tratamientos, quimios, radios...Después de ánimos y consuelos varios te hablan de la fertilidad.

La quimio te puede dejar tocados los ovarios, y al ser tan joven te plantean la opción de la extración de ovocitos (óvulos sin madurar), para poder intentar ser madre en el futuro mediante inseminación artificial. Una decisión que tienes que tomar lo más rápido que puedas para no retrasar el tratamiento.

Lo mío fue de locos, el día que fui a informarme a la clínica de fertilidad, (iba solo a coger unos folletos), la doctora que me atendió me hizo una eco: -'Qué casualidad! Si quieres hacer el tratamiento tienes que empezar a pincharte esta noche'- Mis ovarios estaban a punto y debía empezar ya o esperar un mes más. Hablé con mi médico, me dio el visto bueno y ese mismo día a las 7 de la tarde comenzó el tour en busca de farmacias abiertas que tuvieran esas inyecciones. Las conseguimos por los pelos, ufff

La pericia de mi padre con las inyecciones (estimulación ovárica) hizo que ni me enterara de los pinchazos. Eso si, notas como te vas hinchando mientras tus ovocitos se multiplican. Cuantos más extraigan más posibilidades de embarazo tendrás en el futuro xq puedes hacer más intentos.

La extracción me la hicieron bajo sedación, no me enteré de nada. En una hora estás en casa y pasas unos días como si te hubieran estrujado los ovarios con todas sus fuerzas.

Yo no quería ser madre aún, pero basta que te digan que quizás no puedas para que te entren las prisas. Ahí empiezan los pensamientos de 'si lo hubiera sabido hubiera sido madre antes...' y los carritos de bebés y sus madres haciéndoles cucamonas comienzan a esperar tu llegada para sentarse a tu lado en los bares, se esconden tras los árboles para cruzar los pasos de cebra con sus carritos cuando pasas, y empiezan a pedirte la vez sonrientes en el supermercado. ¡Cuanta asquerosa felicidad natal!

No hay que ser envidioso, la especie humana debe continuar, aunque yo por el momento no pueda contribuir. No todo está bajo mi control, a ver cuando se me mete eso en la cabeza.

Conclusión: Sí se puede ser madre después de haber pasado por un cáncer de mama, y hasta puede ser posible que tus ovarios, después del tratamiento indicado y esperar los años que te diga tu médico, vuelvan a funcionar.

De momento ahí están mis ovocitos, vitrificados, junto con la cabeza de Walt Disney


PD: No quiero despedirme sin compartir con vosotras que he acabado la quimio!!! Iujuuuu!!! Y que mi Tac ha salido bien. Ahora descanso unos días y luego empiezo la radio. Aunque os conozco poquito sois de las personas a las que más ilusión me hace dar estas buenas noticias. Un beso! Mei

lunes, 17 de septiembre de 2012

La cicatriz

Es curioso como desde el diagnóstico hasta el fin del tratamiento van cambiando de orden tus preocupaciones. Después de la operación mi temor era la cicatriz, ¿cómo me habría quedado el pecho?

Imaginaba quitándome las vendas poco a poco para mirarme al espejo como cuando el prota de una telenovela mira su nueva cara (antes desfigurada) y de repente es otro actor. A veces me mola el drama...

Sí que me impresionó al principio, ahí estaba, mi 'teta rota'. Los primeros días me daba penilla verme así. Frente al espejo sólo veía cicatriz, no podía desviar la mirada

Pronto fue teniendo menos importancia, ya no la veía tan grande, ni tan fea. Así que pasé a la siguiente preocupación, lo que se llama 'ansiedad anticipatoria', ya hablaré de eso en otro post.

Ahora sigue incordiándome alguna vez cuando me miro, es donde empezó todo, un recuerdo de este extraño paréntesis que, como a Frodo, me duele cada vez que siento al enemigo cerca. Pero es sólo eso, un incordio, y los incordios son tonterías

viernes, 14 de septiembre de 2012

La operación

No tengo mal recuerdo de la operación, excepto por el arpón del infierno, que apenas me dejaba respirar y que tuve que aguantar unas 4 horas hasta que me bajaron a quirófano. Sólo pensaba en torturas nazis mientras esperaba que me anestesiaran de una vez.

Me hicieron una cuadrantectomía, al despertar me dijeron que el bicho ya estaba en la basura. Por lo demás fueron 2 o 3 días de estrenar bragas y camisones de alegres estampados, flores y visitas inesperadas... No entendí muy bien xq vinieron a verme familiares políticos que no he visto en mi vida y que me miraban con cara de tristes y ojos llorosos mientras yo solo pensaba en la hamburguesa del Mc Donalds que me iba a traer mi hermana y me reía del doctor que me había dicho que tenía 'laz mamaz pequeñaz'. Por lo menos tanta visita extraña hizo que casi ni pensara en lo que se me venía...Y además me pillaron con unos camisones preciosos ;)

Todo salió bien

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Ganglio centinela

Que invento el del ganglio centinela.

Me operaban por la tarde, así que por la mañana me localizaron el ganglio centinela. Perdonar si no cuento con mucho detalle, ha sido ahora, cerca del final de mi tratamiento cuando me he lanzado a contar mi experiencia.

Es verdad lo que dicen que cuando pasa el tiempo se recuerda antes lo bueno que lo malo. Al pensar en esa mañana casi no recuerdo los cinco pinchazos en el pecho, ni los nervios por la operación, pero recuerdo claramente como mi chico me sobeteaba el pecho circularmente tal y como nos dijo la doctora que hiciéramos, empecé haciéndolo yo pero se me cansaba el brazo, menos mal que tuve un voluntario para ayudarme ;)

La imagen de la consulta llena de señoras masajeándose era de lo más surrealista. Decidimos dar un paseo para hacer tiempo, recuerdo ver libros en el vips sin dejar de marearme el pecho.

Aparte de esto, preocuparse por el resultado de los ganglios es inevitable. Una de las cosas más importantes del cáncer a nuestra edad es detectarlo a tiempo. No me canso de decir a mis amigas que se hagan revisiones



sábado, 1 de septiembre de 2012

Teta Rota

Una de las pruebas que te hacen cuando sospechan de un bultito es la resonancia magnética. Es la que ha dado nombre a este blog.

No duele y comparado con el trayecto que llevo hasta ahora es de lo más light, pero emite un sonido de lo más ametrallante. Dura una media hora, y como es un poco agobiante, cuando me la hago intento teletransportarme a otro lugar, lo de la playa paradisíaca con ese ruidazo es imposible, el único lugar donde consigo meterme es en una discoteca de lo más techno, con luces de neón y flipados saltando por todos lados. Sin embargo no puedo dejar de oir:

'teta rota teta rota teta rota te ta ro ta te ta ro ta te ta rota tac tac tac tac
te ta rota tetarota tetarota tetarota teta rota teta rota teta rota te ta ro ta
rrrrrrrrrrrrrrrrrr rrrrota teta rrrota teta rota teta rota teta rota teta rota'

Este soniquete me acompaña desde que empecé mi andanza tetil. A veces me divierte, a veces me taladra el cerebro